viernes, 5 de mayo de 2017

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CÓMO EDUCAR A LOS NIÑOS DE ENTRE 6 Y 8 AÑOS
Cómo educar a los niños de entre 6 y 8 años
Su hijo/a en edad escolar es capaz de participar activamente en la determinación de las reglas para el hogar y la familia, y de ayudar a decidir las consecuencias que conllevará el romper dichas reglas.   Si involucra a su hijo/a en este proceso, es más probable que respete las reglas. Pegarle y gritarle a su hijo/a no son técnicas eficaces de disciplina. Así sólo le enseña que la violencia y los gritos son una respuesta adecuada al enojo o la frustración.
Consejos para educar adecuadamente a su hijo/a en edad escolar
  • Evite que la palabra que su hijo/a escuche con más frecuencia sea "no".   Es importante remarcar lo positivo. Elogie a su hijo/a cuando se comporte bien para que no crea que la única manera de llamar su atención es comportándose mal. Su hijo/a puede ser sensible a las críticas, por eso los elogios son una buena manera de aumentar su autoestima.
  • Recuerde que su hijo/a todavía puede tener berrinches.   En tal caso, trate de mantener la calma. Si usted reacciona a estos berrinches, su hijo/a recurrirá a ellos para llamar su atención. Respire hondo y, con calma, dígale a su hijo/a que cuando quiera hablar acerca de cómo se siente, usted lo/a escuchará.
  • Las amenazas falsas son peligrosas.   Es fácil enojarse y amenazar con castigos poco realistas, como: “¡Si no dejan de pelearse nunca más vamos a hacer un viaje en coche!”.   Las amenazas de algo que usted no puede cumplir, especialmente las que contienen la palabra “nunca,” debilitan el poder de las amenazas realistas que usted pueda usar en el futuro.
  • Maneje la disciplina.   Es posible que su hijo/a sienta que tiene poco control y que crea que comportarse mal le dará poder. Castigarlo/a constantemente sólo alimentará esta creencia. Es mejor prestarle atención cuando hace algo bien y hacerle comentarios positivos. Esto le demostrará que también puede adquirir poder y llamar su atención mediante el buen comportamiento.
  • Haga participar a su hijo/a dándole opciones.   A veces, cuando un/a niño/a siente que no tiene nada de poder, lo mejor es hacerlo/a participar en el proceso de decisión. Ofrézcale dos opciones, así sentirá que tuvo algo de participación en el asunto. Recuerde que un/a niño/a no debe tener opciones siempre. Usted debe decidir cuándo es adecuado que las tenga (p. ej.: permítale decidir qué comer en el almuerzo, pero no si debe usar o no el cinturón de seguridad), y asegúrese de que usted puede aceptar cualquiera de las opciones que su hijo/a elija.

Consecuencias


Consecuencias




La bofetada, el azote… son algunos de los métodos utilizados para reprender a los niños. Algunos padres consideran que pegar a los hijos de vez en cuando es imprescindible para corregirlos. A otros, aunque están en contra de esa práctica, se les escapa la mano de forma involuntaria cuando la situación los sobrepasa.
Las últimas tendencias educativas, basadas en la tolerancia y la libertad, recomiendan el diálogo como forma de modelar la personalidad del niño, pero algunos padres no renuncian al azote o la bofetada para imponer la disciplina.



El cachete o el azote a los niños

Sara no tiene más de tres años y, sin embargo, está intentando manejar a su madre en un concurrido centro comercial, con una de sus habituales rabietas. No deja de chillar, pero le da tiempo a mirar a su alrededor y controlar a su público. Su madre en un principio le repite con calma: “Vale, Sara”. La niña no para de patalear tirada en el suelo y la madre, visiblemente nerviosa, va elevando su tono de voz. No sabe qué hacer ante su terquedad. Sus labios se estrechan, sus hombros se tensan y, por último, termina por darle un azote y llevársela a la fuerza cogiéndola fuertemente de un brazo.
El azote o el cachete son todavía elementos presentes en muchas escenas cotidianas. Los padres generalmente se arman de paciencia, pero son muchas las situaciones que les hacen perder los nervios: “¡Come de una vez! ¡Deja en paz a tu hermano! ¡Te has vuelto hacer pis! ¡Te lo avisé y aun así lo has roto!, ¡No repliques! ¡Te lo he dicho mil veces!...”.

Por qué un niño se porta mal

Hay que tratar de averiguar las razones que puede haber detrás de un comportamiento difícil. Puede ser simplemente que se haya alterado su rutina y que el niño tenga hambre, esté cansado, aburrido, o incluso sobreexcitado; o puede ser que esté atravesando por una situación que le puede provocar ansiedad(nacimiento de un hermano, separación de los padres, cambio de colegio, etc.).
Estas son cosas que se pueden prevenir fácilmente. Pero en muchos casos las razones son más profundas. La llamada educación liberal, caracterizada por la tolerancia –como huida desesperada del sistema autoritario anterior– ha confundido permisividad con ausencia de normas y ha conseguido desconcertar a los padres. La supresión total de límites ante el temor de producirles traumas también tiene fallos. Inculcar la disciplina como un ejercicio de autocontrol no siempre funciona. 

Consecuencias del castigo físico a los niños

Juan comentaba: “si los azotes dejasen secuelas, nuestra generación sería una panda de tarados”. Es verdad que un pescozón aislado no traumatiza, pero hay que procurar que no ocurra. Por supuesto, si en alguna ocasión se da un azote –se preguntarán que quién no lo ha hecho alguna vez–, no hay que considerarse un maltratador, pero hay que tender a erradicar esta práctica.
El castigo físico ni es terapéutico para el que lo produce, ni pedagógico para el que lo recibe. Se trata de un descontrol emocional personal del adulto, un desahogo momentáneo que normalmente genera a continuación malestar y sentimiento de culpa. Nadie concibe que en su trabajo, aunque sea por su bien, reciba un tortazo de su jefe al cometer algún fallo.
El bofetón es desaconsejable porque, aparte de humillar al niño y dañar su autoestima, le proporciona un modelo a imitar y del que aprender. No le enseña por qué suceden las cosas ni cómo hacerlas correctamente. Este tipo de conducta genera además violencia, rebeldía, temor y falta de confianza en los padres. El niño acaba obedeciendo por miedo al castigo, pero sin comprender el motivo de la sanción en la mayoría de los casos. Y por supuesto, termina por impedir la comunicación entre padres e hijos.

Coherencia en la educación del niño

Está claro que es imprescindible firmeza para que el niño aprenda a respetarse a sí mismo y a los demás. Pero aprender a “someterse” sin coherencia le puede confundir. No entiende por qué a los niños se les puede pegar y a los adultos, no; por qué él no puede chillar y los mayores sí; por qué no puede mentir y a veces, cuando a sus padres les conviene, le piden que lo haga; por qué lo que hoy le permiten hacer, mañana se lo prohíben…
Se puede llevar a cabo una disciplina positiva siendo justos y haciendo lo correcto. Es importante marcar los límites a los hijos, pero también hay que ayudarlos a crecer. Hacerles saber lo que se espera de ellos, adoptar actitudes positivas recalcando las formas correctas de actuar y no censurar continuamente los errores. 

Alternativas a los cachetes de los padres a los niños

1.- Palabras que expresen con claridad nuestros sentimientos pero sin atacar al niño. Conviene usar frases cortas aunque firmes: “Estoy muy enojado/a…”. Según las circunstancias, añada una pequeña frase acerca de sus expectativas: “Espero que cuelgues el abrigo nuevo y no lo dejes tirado por el suelo”. No conviene decir nada sobre el carácter del niño o de su personalidad (“eres un desastre”). Podemos decir cómo nos sentimos, pero sin necesidad de insistir en lo “malo” que es el niño.
2.- Irse. La mejor palabra de cuatro letras para cortar una pelea subida de tono. El alejarse de la escena ofrece la posibilidad de serenar el ánimo y pensar en lo que debemos decir cuando estemos otra vez con el niño.
3.- Hacer las paces cuando la tormenta ha pasado. Los padres pueden volver a mostrarse cariñosos y hacer saber a sus hijos que su enfado, por muy fuerte que parezca, es pasajero. 

DEFINICION




Los niños cuando llegan al mundo son lienzos en blanco y se convertirán en una persona u otra dependiendo de la educación que haya recibido y del entorno en el que crezca. Ellos pueden absorber mucha información cuando son pequeños, el amor incondicional y el cariño no pueden faltar les para su buen desarrollo, pero a medida que crecen y se van desarrollando, es necesario centrarse en la educación.
Los niños en una misma clase de la escuela y con un mismo maestro enseñando las mismas cosas para todos, ellos aprenderán y recogerán la información de diferentes formas. Cada niño es único y tiene su propia idiosincrasia, dependiendo de las capacidades que tenga y de cómo ha sido educado en casa podrá absorber más o menos los conocimientos que el maestro intenta enseñarle.
Es muy importante que los padres tengan en cuenta la educación de sus hijos, ya que el deber de los padres y las madres no sólo consiste en alimentar, vestir y darles un techo a los hijos… consiste en educarles para que estén preparados para cualquier adversidad que puedan encontrarse por el camino. Además, el padre y la madre deberán ser figuras que no puedan fallarse, es decir, que estén al lado de os hijos para darles su amor y comprensión cada día, sin importar las circunstancias.  Los padres deberán implicarse en la educación de sus hijos desde que son bien pequeños y desde muchos ángulos diferentes para que pueda tener un impacto positivo a medida que van creciendo.
LAS EXPLICACIONES SIMPLES PERO ACERTADAS
Cuando los niños son pequeños necesitarán empezar a entender instrucciones y órdenes de parte de sus padres, pero para que sean adecuadas deberán ser frases cortas y simples. Asimismo, cuando se les deba explicar a los niños cualquier aspecto, las explicaciones simples serán las más efectivas para que se den cuenta que pueden entender lo que se les dice, algo muy importante para potenciar la escucha y la comprensión en el futuro.
Por ejemplo, cuando estéis en el campo en primavera puedes hablarle sobre las flores y sus colores y anticiparle que en la escuela hablarán sobre eso también. Así con esta anticipación querrá aprender más sobre un tema que le resulta interesante y estarás inculcando una buena base para que aprecie la educación diaria, tanto en casa como en la escuela.
INVOLUCRARSE EN LA ESCUELA DESDE EL PRIMER MOMENTO
Una vez que los niños están en la escuela y pasan a la escuela primaria, es imprescindible que vean en tu actitud una buena predisposición para cualquier cosa que se pida desde allí. Los niños pasan gran parte del día en la escuela y se convierte en un lugar de referencia para ellos, por lo que es muy importante que te involucres al máximo en el día a día dentro de la escuela.
También resulta fundamental que los niños vean en sus padres una buena relación con sus maestros, porque si los padres respetan a los profesionales, los niños lo harán también. Es posible que a lo largo de la escolarización de tus hijos te encuentres con algún profesional con el que discrepes en opiniones, cuando esto sucede, la mejor solución es hablar desde la calma y el respeto para llegar a acuerdos. Pero en ningún caso será admisible que desvalorices la figura del profesional o que le insultes, porque entonces estarás dejando la puerta abierta para que tu hijo haga exactamente lo mismo.
Además, será muy importante que cada día cuando tu hijo llegue de la escuela le preguntes cómo ha ido, qué ha hecho y cómo se siente. Y por supuesto, si necesita que le ayudes con las tareas académicas deberás estar a su lado para que se sienta apoyado y respaldado. Y recuerda, que es imprescindible tu apoyo y comprensión para valorar más el esfuerzo que el resultado.
MANERA DE DISCIPLINAR A LOS NIÑOS
Estos investigadores creen que intentar disciplinar a través de los gritos es particularmente destructivo, tanto para los niños como para los adolescentes. De hecho, descubrieron que los gritos, en vez de disciplinar, empeoran los problemas de conducta y hacen que los niños se comporten de manera más destructiva. Además, descubrieron que un estilo educativo más tranquilo, marcado por el cariño y el apoyo emocional, no disminuye los efectos de la disciplina verbal.



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Historia

HISTORIA

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La historia de la educación se ciñe a la división de las edades del hombre. En los inicios de la Edad Antigua hay que situar las concepciones y prácticas educativas de las culturas india, china, egipcia y hebrea. Durante el primer milenio a.C. se desarrollan las diferentes paideias griegas . El mundo romano asimila el helenismo también en el terreno docente, en especial gracias a Cicerón quien fue el principal impulsor de la llamada humanitas romana.
El fin del Imperio romano de Occidente (476) marca el final del mundo antiguo y el inicio de la Edad Media. Se fija el final de esta edad en la caída de Constantinopla en 1453. El cristianismo, nacido y extendido por el Imperio romano, asume la labor de mantener el legado clásico, tamizado, filtrado por la doctrina cristiana.
De la recuperación plena del saber de Grecia y Roma que se produce durante el Renacimiento nace el nuevo concepto educativo del Humanismo a lo largo del siglo XVI, continuado durante el Barroco por el disciplinarismo pedagógico y con el colofón ilustrado del siglo XVIII.
En la educación Contemporánea nacerán los actuales sistemas educativos, organizados y controlados por el Estado.

VÍDEOS QUE ENSEÑAN A LOS NIÑOS UNA BUENA EDUCACIÓN

importancia de la educacion de los niños